La detección de los incendios, una mejor detección permite una mejor Protección Contra Incendios
La detección de incendios es la base de la protección contra el fuego. De hecho, el objetivo aquí es identificar lo más rápidamente posible el conato de un incendio. Contamos los sistemas manuales y automáticos, existiendo en la actualidad cuatro familias principales de detectores: detección de llama, de detección de humo, de detección de calor y de detección de gases en última instancia.
La detección puede ser humana o automática. En principio, en un recinto muy frecuentado por personas puede no ser necesaria la instalación de detección automática. Los propios ocupantes pueden rápidamente darse cuenta del siniestro y actuar en consecuencia, comunicando la situación. Sin embargo, en instalaciones a las que solamente tiene acceso poco personal, por ejemplo, sólo el de mantenimiento, es necesario la instalación de un sistema de detección automática que avise de la existencia del mismo.
De las 162 víctimas mortales en incendios o explosiones en 2014, 130 corresponden a las que han fallecido como consecuencia de un incendio en viviendas (80,2%). Debemos considerar preocupante esta cifra, ya que son 36 fallecidos más que el año anterior, lo que supone un incremento del 38,3%.
La detección de humo : es reconocida como la detección de incendios más precoz. Además, detecta el fenómeno más peligroso para los seres humanos en un incendio: los gases de combustión. El detector de humo es muy recomendable para edificios comerciales y oficinas, áreas de descanso, edificios residenciales. En un entorno industrial, el detector de humo también será muy eficaz, siempre que el proceso involucrado permita su instalación. No es muy adecuado en la presencia de aire fuerte o movimientos de polvo en exceso.
La detección de llama : se utiliza para la detección de hogares específicos, tales como los de origen eléctrico o hidrocarburos tales alto potencial de calor. Dos tecnologías están presentes para la detección de llama: detección ultravioleta, la detección de infrarrojos. Actuando cada uno en un espectro de radiación, estas dos tecnologías se pueden combinar para obtener una zona de detección más amplia.
La detección de calor : se lleva a cabo en la mayoría de los casos por los detectores de calor puntual, equipados con resistencia térmica. Estos sensores pueden detectar fenómenos tales como un umbral de temperatura estática (detector térmico) o un aumento de la temperatura en un plazo corto de tiempo (detector térmovelocimétrico). Éstos últimos se han desarrollado para mejorar la detección dado que localizan el incendio con anterioridad a que se haya de llegar al humbral de temperatura definido.
La detección de gas : a pesar de que no se clasifican como detectores de incendios, que puede ser un complemento eficaz de la gestión del riesgo de incendios. En particular para la detección de gases combustibles. Sensores de gases tóxicos (CO, CO2) también contribuyen de forma útil a la seguridad de las personas.
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